A principios de los 80, la solución para imprimir dibujos a bajo coste eran las impresoras matriciales (de agujas). Epson fue una de las marcas líder.
El nombre se debe a que no utilizaban tipografías prefijadas, como las impresoras de margarita, sino un cabezal con una matriz de puntos ("agujas") que golpeaba la cinta entintada. La calidad en texto era menor, pero se podían emplear distintas tipos de letra, en distintos tamaños, e incluso dibujar. También eran más rápidas que las impresoras de margarita, especialmente en "modo borrador", con velocidades que con frecuencia superaban los 200 caracteres por segundo, mientras que en las de margarita eran cercanas a 20 cps.
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