A finales de los 80, las impresoras de inyección de tinta (o "chorro de tinta") se iban abriendo un hueco en el mercado. Superaban a las matriciales en velocidad, en calidad de impresión y eran muchísimo más silenciosas... pero también eran mucho más caras y no permitían usar papel autocopiativo, algo habitual en las empresas de la época. En este anuncio de diciembre de 1989, la HP Deskjet Plus (evolución de la DeskJet, que a su vez era una evolución de las ThinkJet) costaba aún 995 dólares de la época.
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