En 1990, Canon lanzaba la gama BJ-10, como propuesta de impresoras de inyección de tinta (bubble jet) de tamaño contenido y fácilmente transportables. Las impresoras de inyección no eran nuevas (Hp tenía su Thinkjet ya en 1985 y Siemens tenía su PT-88 en 1983), pero iban ganando terreno a las matriciales por su nivel de ruido muy inferior y por su calidad de impresión, que iba mejorando en cada generación. Esta BJ-10e añadía la posibilidad de trabajar incluso con una batería recargable.
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